martes, 23 de julio de 2013

Hombre sexual

De verdad, no tengo nada contra los homosexuales, al contrario... ¿qué pensamiento podría tener en contra?¿las cosas que odio de mi misma? Sí, no me siento conforme con lo que se podría decir que son mis "elecciones", no me siento feliz con lo que me pasa y, en definitiva, con lo que soy.

Algunas personas creen que uno, si tiene ganas y voluntad, puede cambiar su "ser" eso mmm yo no lo creo ¿Cómo puedo cambiar algo que forma una parte tan importante de mi persona? La sexualidad no es algo que uno elija, simplemente es y no hay nada que pueda cambiarlo ¿o si hay?

De verdad, puedo sonar (y seguramente estoy sonando) retrógrada pero, a veces, me gustaría considerar esta supuesta "elección" como una patología para poder tratarla y ya ¡chau mujeres! pero no.. no es moral, no es lógico y, aún peor, siquiera real.

¿Por qué entro en conflicto con mi propia identidad?¿por qué intento, una y otra vez, cambiarme?¿por qué intento disfrutar de cosas que, de verdad y lamentablemente, no me gustan?

Estoy cansada de sentirme así, pero más aún de pensarlo, de planificarlo todo para nada o, peor, planificar situaciones para verme frustrada continuamente frente a una realidad que no cambia ¡NO ESTÁS CAMBIANDO!

Me puedo hacer gustar funk, el reggaeton, la música country o incluso la cumbia; me puedo hacer gustar las películas de acción, las de fantasía e incluso quizás hasta pueda hacer gustarme las películas de terror pero no ¡con los hombres no puedo! no me atrae su pelo, su olor, su tacto, no me atrae su ropa, sus pies ni sus abdominales, no me atrae ninguno de sus miembros, no sus orejas ni sus suspiros: ¡con los hombres no puedo! pero peor aún ¡con la mujer no puedo dejar de querer! quererlas es inevitable, desear el perfume de su shampoo, el de su jabón, el perfume de la crema humectante y el olor a esos perfumes de recuerdos... quererlas es inevitable, sus expresiones faciales, las sonrisas incontrolables o esa seriedad que esconde, desear eso que siempre esconden; no puedo, no puedo no quererlas, querer acariciar la suave piel de sus clavículas, bañar sus brazos con los míos ¡no es posible no desear sus cuerpos! tan asimétricas, perfectamente imperfectas, desear sus curvas, el ritmo de sus respiraciones y desear su música, deseos que no se esfuman... ¡es imposible no quererlas! su paso firme, mirada constante, preguntas abrumadoras o silencios inquietantes ¡no es posible no quererlas! a pesar de sus cuotas de celos y créditos de histeria, no es posible... la pasión, el ardor, la locura ¡es imposible! su ropa impactante, zapatos que estilizan, detalles que resaltan lo natural, sus pestañas, sus labios, sus miradas profundas ¡no es posible! lamentablemente no puedo evitarlo, deseo dejar de quererlas, dejar de desearlas, dejar de sentirlas con más o tanto fervor que el que ellas me producen pero ¡¡¡no es posible!!! y aún así, si de alguna extraña manera supongamos que lo logro, aún así el sexo opuesto no me atrae, ni un poquito, ni un segundo, ni usando la imaginación, ni forzándome a no pensar o a pensar de más... sus juegos quizás sean interesante pero ahí donde termina la broma histérica la pasión (sin comenzar) se acaba.


Ando un poco rara, cansada de mentirme así: ¡malditas emociones, asquerosos sentimientos! inconforme y patético yo.

domingo, 21 de julio de 2013

Anaranjado


Sus manos me abrazaron el torso a medio vestir, afuera era invierno. Sin pensar, una sonrisa se dibujó en mi rostro, cerré los ojos y me dejé llevar a su mundo de paz… Me bañó los hombros con su piel, la espalda con su desnudez y dejé besar las pecas, inverosímiles a simple vista, que bañan mi rostro. La habitación, cálida, era un paisaje otoñal. Ella dejaba caer el resto de su follaje, como hojas amarillentas que se deslizan a través del aire; yo, expectante, fotografiaba en mi mente cada segundo en movimiento, cada partícula lumínica que bañaba nuestros cuerpos; dibujando en suaves pinceladas, estremecedoras caricias que, por primera vez, se sentían creíblemente irreales.

Como al final de un cuento, no había tiempo que corra pasiones, príncipes que besen princesas ni brujas que hechicen manzanas brillantes. Como en finales felices, los minutos se contaban en canciones y amar no era otra cosa que vivir.

Me dejé llevar y me moldeaste con tanta suavidad que nuestros cuerpos volvieron a unirse como aquel mito donde éramos una misma persona, redonda. ¿Qué importa si, cuando despierte, no piense en nadie en particular?¿qué importa? Si el amor, en fin, se siente así…

sábado, 14 de julio de 2012